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Dios con nosotros |
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Cristianos (as) Catolicos (as) |
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Dios ama al pecador, pero condena lo que hace. |
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“Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse” Lc 15, 3-7

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Ninguno de nosotros ha visto a Jesucristo, y todas las imágenes que de El existen, son una creatividad que en muchos casos, son parte del amor que le tenemos, entonces pensamos que debe haber sido así o parecido. Pero si nos ponemos a reflexionar sobre la personalidad de Jesucristo, de cómo era, como hablaba o se acercaba a las gentes, tenemos que concluir que debe haber sido muy atrayente, y haber tenido unos ojos cautivantes, considerando que los evangelios revelan que miraba el corazón de los hombres. Jesús, debió de tener una presencia agradable, amable para que muchos acudieran a Él, y le llevaran niños para que les impusiera las manos; unos modales dignos que inspiraban el afecto de personas de toda condición; una mirada que removió a los Apóstoles para que lo siguieran dejando todas las cosas
En efecto, la forma de hablar y dirigirse a las gentes debe haber sido impactante y con un gran atractivo, con un especial magnetismo para las personas y, por lo que hemos leído en los Evangelios, todos querían acercársele, tocar su manto e incluso se conformaban con tocar la sombra del Señor. Aún más, Jesucristo buscaba estar con las gentes y sin ninguna discriminación. Es así, como se acercaban a El todos los publícanos y pecadores para oírle, y los fariseos y escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos.
Escribe Lucas (15;1):Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle. Así es, se acercan a quien es solo misericordia. Estos publícanos y pecadores — gentes que no se preocupaban de la pureza “legal” farisaica — acudían a Cristo para oírle, para aprender, para saborear la Palabra del Señor y, esto levantó, una vez más, la censura de los fariseos y escribas para murmurar de El, porque comía y acogía a los pecadores. Pero la respuesta de Cristo la articula Lucas en esta parábola que tiene por finalidad mostrar la misión y el gozo de Cristo por salvar a los pecadores.
Del mismo modo como en esta bella parábola el pastor busca la oveja perdida, Jesús busca al pecador, es la prueba clara de que es voluntad de Dios que no se pierda ninguno de sus hijos. El tema directamente es la misericordia de Dios sobre el pecador. Esta es tal, que Dios no sólo ofrece el perdón, sino que tiene sobre él una misericordia dinámica: lo “busca” de mil maneras, “hasta” que halle a esta oveja perdida. Y se confirma por el “gozo” en el cielo.
Luego el traerla sobre sus hombros es un detalle más del gozo de Dios por el pecador convertido. El rasgo de convocar a “amigos y vecinos,” para que se “alegren” con él por el hallazgo, es un rasgo parabólicamente irreal, pero que en su mismo uso indica una finalidad superior. Y ésta es la solicitud y gozo de Dios en la busca y conversión del pecador. Como en los grandes éxitos familiares se convida, para celebrarlos, a la vecindad y los amigos
Esta parábola no solo subraya la idea de buscar, es mas profundo, se quiere destacar la alegría de encontrar. Y aun este gozo por la conversión del pecador cobra un nuevo rasgo y una nueva perspectiva: su eco en el cielo. La frase que en el cielo “será mayor la alegría” por un pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan conversión, es una paradoja. Sin duda, Dios no ama menos a los justos que al pecador arrepentido; pero a este pecador Dios lo ha buscado, perseguido con su gracia, como el pastor ha hecho con su oveja, y el resultado, la conversión, da a Dios una ocasión de alegría que no le ofrecen los justos. Hasta se diría que, usándose aquí de un antropomorfismo, “la fidelidad de los justos produce una alegría discreta, completamente íntima; pero la conversión de los pecadores causa un alegría inmensa.
Cristo ha venido a establecer y a instituir la gracia, el sabe de misericordia, ha venido a reconciliarnos con el Padre, Jesús perdona de corazón, a todo aquel que se arrepiente, y como sabemos el solo pide, no pecar mas. Pidámosle al Señor, contagiarnos de esa natural inclinación a la bondad, a la compasión y a la misericordia que el tiene, y aprendamos de El, que se sienta a comer con todos si discriminar a los hombres por su origen o por su faltas. El es el único maestro del cual debemos aprender, al el debemos seguir y nosotros somos todos hermanos iguales ante los ojos de Dios.
Oh Jesús, todo los que nos enseña, nos maravilla.
La paz del Señor Sea con Ustedes.
Fuente: CLIC AQUI.
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